17 enero 2018

Cristianismo y esclavitud

A través de películas como "Quo Vadis" se nos ha vendido la idea de que el cristianismo primitivo estaba en contra de la esclavitud. Bien, pues tampoco es cierto, y en este artículo examinaremos lo que realmente dice la Biblia al respecto, y lo que fue la teoría y práctica de ese cristianismo. Si alguien no está de acuerdo con la conclusión y sabe más del tema espero que sea capaz de aportar datos en los comentarios. (Lo digo porque algunos creyentes se sienten impelidos a comentar pero nunca aportan datos al debate)

En primer lugar, en el Antiguo Testamento se habla de la esclavitud como algo normal de la época. En ningún momento Dios ni los profetas dicen que la esclavitud sea algo malo, sino que dan normas para el trato de los esclavos acordes con lo que se practicaba en Oriente Medio.

En el Nuevo Testamento se sigue hablando de la esclavitud como algo habitual, y en los evangelios leemos varias parábolas en las que un señor tiene varios siervos... Aquí pueden entrar en juego las traducciones y alguien puede pensar que no siempre se habla de esclavos sino que a veces se habla de trabajadores y criados con sueldo. No importa, el caso es que no se denuncia nunca la esclavitud. Se denuncia la fornicación, por ejemplo, sin lugar a dudas, pero no que varios millones de personas carezcan de libertad en el Imperio Romano.

Un ejemplo de cómo se trata el tema en el Nuevo Testamento:

Esclavos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo con ánimo la voluntad de Dios; sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no a los hombres; sabiendo que el bien que cada uno haga, eso recibirá del Señor, sea esclavo o sea libre.
Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y el vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.

Carta a los Efesios, 6, 5:9

Así pues, ni Jesús ni los Apóstoles se pronunciaron contra la esclavitud. Sin embargo, en las películas vemos a estos primeros cristianos muy preocupados por el tema. Es obvio, son películas hechas para la mentalidad actual, y de ningún modo son fieles a la realidad de otra época.

Sí que se habla de tratar bien a todas las personas, sean libres o esclavos, pero no se contempla que la esclavitud sea una merma de la dignidad humana o algo que haya que combatir.

Tenemos que esperar hasta San Agustín de Hipona, cerca de 400 años, para leer que el origen de la esclavitud está en el pecado. Sin embargo, también se abstiene de atacar a la institución:
“Pero por naturaleza,tal como Dios creó en un principio al hombre, nadie es esclavo de otro hombre o del pecado. A pesar de todo, esta misma esclavitud, fruto del pecado, está regulada por una ley que le hace conservar el orden natural y le impide perturbarlo.Porque si no se hubiera quebrantado esta ley, no habría lugar a castigo alguno de esclavitud. Por esta razón el Apóstol recomienda incluso a los esclavos que se sometan de corazón a sus amos, y les sirvan de buena gana. De este modo, si no pueden emanciparse de sus dueños, convertirán su esclavitud en una, por así decir, libertad, sirviendo con afectuosa fidelidad, en lugar de servir bajo un temor hipócrita, hasta que pase la injusticia y se aniquile toda soberanía y todo humano poder, y Dios lo sea todo para todos”

San Agustín de Hipona, Ciudad de Dios, libro XIX, capítulo. 15.
Con frecuencia se dice que Gregorio de Nisa, en el siglo IV, se opuso a la esclavitud, pero la autoría del trabajo donde aparece esa oposición está poco clara y en realidad se opone a todo tipo de propiedad, no sólo a la posesión de esclavos.

La iglesia católica, como institución, tampoco se opuso a la esclavitud. Los papas tenían esclavos y tierras para que estos las cultivasen. San Gregorio Magno era el mayor propietario de esclavos a finales del siglo VI, y sólo los liberaba por dinero. Aunque hay leyendas sobre algunos santos que compraron esclavos para liberarlos es complicado saber si son auténticas o inventadas siglos después.

Tenemos que esperar a que la economía europea haya cambiado, la esclavitud haya desaparecido para convertirse en la servidumbre medieval, y entonces es cuando aparece algún escritor cristiano diciendo que la esclavitud pasada era moralmente errónea. Sin embargo no hay ninguna acción a favor de los siervos. Cuando Lutero comienza la Reforma protestante y coincide con una insurrección de campesinos, este también se pone del lado de los señores y defiende la servidumbre.

Con la conquista de América y la trata de esclavos negros tampoco observamos una condena moral hasta el papa Benedicto XIV en el siglo XVIII.

Y, por supuesto, con la llegada de la Revolución Industrial y el trabajo asalariado tampoco aparece mucho interés por las condiciones de los obreros. León XIII escribió que un trabajador tiene derecho a un salario digno, pero nunca se atrevió a fijar cuanto dinero era exactamente.

En conclusión: A menudo las obras de ficción son ciegas ante las opresiones del presente, pero muy activas denunciando las del pasado. "Antes todo mal, ahora todo bien" parecen estar diciendo. Lo vemos con el cine de Hollywood al hablar del racismo contra los negros, que siempre sucede en el pasado. Del mismo modo los autores cristianos han mitificado los tiempos de los primeros cristianos y el Imperio Romano vendiendo historias en las que los cristianos luchaban contra la esclavitud, compraban esclavos para liberarlos, etc. No hay ninguna prueba de que estos primeros cristianos estuvieran en contra de la esclavitud, antes al contrario, lo veían como una parte incuestionable del orden social. Hasta que no desapareció la esclavitud no se atrevieron a denunciarla.

Artículo relacionado:

¿De verdad los romanos echaron tantos cristianos a los leones?


Fuentes:
"The Story Of Religious Controversy", Joseph McCabe
https://en.wikipedia.org/wiki/Christian_views_on_slavery
https://www.ateoyagnostico.com/2012/04/03/la-esclavitud-en-el-cristianismo/

08 enero 2018

La lógica del boicot

Creo que en algún artículo ya he dicho que me parece una memez hacer boicots, estilo apagar la luz durante una hora para que las eléctricas no se qué, aunque reconozco que yo no sería capaz de comprar un producto en cuya superficie aparezca una foto de Bertín Osborne.

Pero no voy a hablar de los boicots a la Coca-Cola o a las eléctricas, sino de los que se hacen en base a personas que ahora de repente caen mal por lo que sea.

Por ejemplo, resulta que se estrena una película o serie española y una de las actrices dice algo sobre los presos vascos en una entrevista, y aparece un grupo de gente a la que no le ha gustado nada lo que ha dicho esta persona y piden un boicot contra la película o serie. Boicot que resulta ser un sonado fracaso, por cierto. Pero si llega a funcionar, ¿Tiene sentido que un proyecto en el que trabajan cientos de personas, cada una con sus ideas, sea boicoteado por lo que ha dicho una sola persona? Está claro que no, eso sólo se le ocurre a una masa descerebrada con afán inquisitorial. ¿Entonces por qué no compro cosas donde sale la foto de Bertín Osborne? Buena pregunta, yo lo siento por la gente que trabaje allí pero en ejercicio de mi libertad no quiero que se me corte la digestión por ver la cara de ese elemento, y tampoco hago campaña contra sus productos.

Otros ejemplos, ahora se descubre que hay señores en el mundo del cine que se han aprovechado de mujeres o de jovencitos, o han encubierto casos, o quizás han dicho alguna inconveniencia al hablar de estos casos. También aparece gente que pide boicots, o que retiren las imágenes de tal actor de tal tráiler, o hemos llegado al absurdo de que se ha vuelto a rodar una película cambiando al protagonista.

Pues no sé, creo que estamos en las mismas, o nos adentramos en una consideración más profunda: ¿No se puede separar la obra de una persona de lo que esa persona haya hecho? ¿Se contamina todo por contacto supersticioso? ¿Se piensa que su obra está cargada de malas vibraciones?

Francamente, si examinamos la vida de algunos artistas, seguro que encontraremos algo inconveniente. ¿Le pegamos fuego a la Capilla Sixtina porque algo habrá hecho ese tal Miguel Ángel? ¿Dejamos las obras de Caravaggio en un sótano porque era un pieza de cuidado?

Reflexionen ustedes si todo esto tiene alguna lógica. Ahora recuerdo una anécdota, hace unos años, estábamos en un almuerzo laboral y en prensa venía la foto de un cuadro que había sido pintado por Hitler. A mi no me pareció mal, pero había alguien por ahí que no quería ni ver la foto, sólo por saber quién lo había pintado. Lo gracioso es que esa persona si hubiera vivido en tiempo de Hitler creo que le habría votado, pero claro, no puedo demostrarlo. En fin, que esa persona era estúpida. Y ya está contada la anécdota.