22 febrero 2015

Wildcats volumen 4 (XII)

En diciembre de 2006 los estudios WildStorm trataron de sacar una nueva serie de los Wildcats. Sólo consiguieron sacar un número.

Jim Lee, el creador gráfico de la serie, regresó a los lápices. Y se trajo como guionista nada menos que a la estrella del momento, Grant Morrison, de quien podríamos decir que tomaba muchas drogas y era un genio loco. El primer número de esta cuarta encarnación del grupo de superhéroes iba a presentar el evento comiquero "Wildstorm" que supondría un relanzamiento desde cero de todas sus series. Cosa que acabó en una cancelación tras otra.

Arte puro
¿Y qué ocurre en este número único? ¿Cómo iba a ser el reboot de este universo?

Parece ser que Halo fabrica androides Spartan para todo el mundo, que se ha llenado de superhéroes. Primero combatieron el crímen, después combatieron el Sistema, y después se conviertieron en El Sistéma (una referencia a cuando The Authority da un golpe de estado).

Cole Cash, nuestro Grifter de toda la vida, está durmiendo la mona en unas favelas brasileñas, cuando un niño le pide ayuda. Obviamente volverá a tomar las armas y exterminar a la escoria daemonita, pero primero le dan una paliza.

Mientras, orbitando sobre la Tierra hay una especie de estación espacial de Halo donde Vudú se va a reencontrar con el verdadero Spartan, que ahora es el dueño de Halo. Vudú presume de tener ofertas millonarias para hacer bailes exóticos, pero Spartan le dice que triplicará esas ofertas. Vudú le comenta lo muchi-millonario que es y que no hay tanta cocaína en el mundo como para gastarse tanto dinero.



Y mientras tanto, Kaizen Gamorra (el que muere en la serie de Authority, no el que había muerto en el crossover "Fire from Heaven") ha sido resucitado y se presenta como un nuevo Bin Laden dispuesto a lanzar "hordas de terroristas suicidas con superpoderes fabricados en máquinas de recombinación genética" contra el mundo desde su base secreta en el Cinturón de Asteroides, y además se ha aliado con otro resucitado, el señor daemonita Helspont.


Zaelot y Majestic se dedican a destripar daemonitas en Khera mientras gritan no se qué de proteger el Omnia Codex, que nunca sabremos lo que era. Y acabamos con Grifter dando caña, acabando el asunto que tenía pendiente.



Y ya. Una pena que no continuase, porque el guión era prometedor y el nivel artístico tan bueno como al comienzo de la serie. Pero... ¿Creéis que este es el fin? No, por supuesto que no.

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