03 julio 2014

El gran asalto al banco de Tiflis

 "¿Qué delito es el robo de un banco comparado con el hecho de fundar uno?"

 Bertolt Brecht
Pero en vez de gloria,
donde el arpa tañía,
la muchedumbre le servía al paria
un vaso lleno de veneno...

Y le decían: "Bebe esto,
maldito seas,
¡que este es tu destino!
¡No queremos tu verdad.
ni tus sonidos divinos!

Soselo

Empecemos la historia por el principio. Más o menos.


Josef Besarionis escribió poemas románticos con el sobrenombre de Soselo, y en poco tiempo ganó bastante fama en la tierra de Georgia, ese país del Cáucaso con lengua propia, uno de esos idiomas aislados como el euskera, y un alfabeto propio que sólo usan ellos. Era un joven de 17 años con talento y la cultura georgiana necesitaba nuevas figuras a finales del siglo XIX, pero la vida de Josef había sido complicada...

Su padre era un zapatero alcohólico que maltrataba a su mujer y a sus hijos, y desde niño se vió envuelto en peleas callejeras. A los siete años enfermó de viruela, lo que le dejó marcas en la cara. En la escuela aprendió a hablar ruso y resultó ser uno de los mejores alumnos. También cantaba en la iglesia. Pero tuvo dos atropellos por carromato y quedó lisiado del brazo izquierdo. Su padre abandonó el hogar. Josef acabó estudiando en un seminario ortodoxo ruso con una beca por su brillantez. Allí escribió poesía en lengua georgiana bajo seudónimo, para no ser descubierto por sus profesores.
Con 15 años, en su primer curso del seminario, Josef se hizo ateo. Era inevitable en aquel ambiente. También, como jóven romántico buscó libros prohibidos, en especial novelas de Victor Hugo y material revolucionario. En 1899 el seminario subió el precio de la matrícula y Josef no se pudo presentar a los exámenes, siendo expulsado.

Tenemos el primer personaje de nuestra historia. Con un brazo más corto que el otro, pero hombre de acción forjado en una infancia de miseria, maltrato y violencia. Conocedor también de la belleza de la literatura y la poesía, sensible y brutal al mismo tiempo. Dotado de liderazgo y del don de saber quienes le eran leales y quienes venían con intenciones ocultas.

El segundo personaje bien podría ser el político y pensador más brillante de su época.


Vladimir Ilyich Ulianov, alias "Lenin". Arrestado por sedición y exiliado a Siberia oriental por tres años, en 1900 abandona Rusia y se establece entre Suiza y Alemania. Son los años en que el Partido Social-Demócrata ruso se divide entre los bolcheviques y mencheviques ("mayoritarios" y "minoritarios"). Estalla la guerra ruso-japonesa, y en 1905 un intento de revolución contra el Zar. Lenin escribe que el proletariado debe aliarse con los campesinos y que la burguesía liberal venderá a los reformistas por una monarquía constitucional.


En el congreso del Partido en Estocolmo, 1906, los mencheviques acusan a Lenin de apoyar los atracos de bancos para financiar la revolución. En aquella época era relativamente normal entre los revolucionarios el "expropiar" fondos mediante la fuerza. La lucha no se sustenta sólo con donativos de pobres trabajadores que viven con lo justo, el  tópico "robar a los ricos para dárselo a los pobres" es una larga tradición que seguiría presente en John Dillinger y Buenaventura Durruti. No obstante, los mencheviques no estaban de acuerdo con tales métodos, porque eran unos blandos.

El congreso de 1907 en Londres (del 13 de mayo al 1 de junio) prohibió expresamente las expropiaciones. Sin embargo, Lenin ya tenía planeado un asalto al banco de Tiflis.

¿Qué había sido de nuestro amigo Josef mientras tanto? Josef admiraba a Lenin y se había unido a los bolcheviques, organizaba huelgas, escapaba de la policía zarista... Su oratoria se ganó a los mineros georgianos, se estableció en Tiflis, y se dice que dirigió bandas armadas que cobraban por proteger a la gente de los asaltos cosacos.


También tuvo tiempo de casarse y tener un hijo. Uno de sus amigos expulsados del seminario, el armenio conocido como Kamo, se unió a su banda de atracadores. Podría ser nuestro tercer personaje.

Semeno Ter-Petrossian, alias Kamo, era hijo de un sacerdote amigo de la madre de Josef. Este intentó enseñarle ruso y marxismo, pero con poco éxito. Le interesaba la Geografía e Historia, le gustaba leer sobre guerras y héroes, pero para el resto era un negado. Ambos amigos acabaron pasando por prisión. Kamo contrajo malaria en la cárcel, pero como parte de la terapia le dejaron pasear por el patio de buena mañana, y al darse cuenta de que no le miraban escaló el muro fugándose.

Tras la fallida revolución de 1905 el gobierno ruso reclamó que todos los grupos radicales dejasen las armas. Los mencheviques aceptaron y los bolcheviques no. Kamo defendió un fortín bolchevique contra el ejército y estuvo a punto de morir en combate. Fue capturado y torturado por los cosacos, pero no dijo nada, era capaz de resistir cualquier dolor. Escapó intercambiando papeles de identidad con un campesino analfabeto, y llegó justo a tiempo para la boda de Josef y Ekaterina.

Cuando Lenin ordenó a Josef montar una banda de atracadores que no pudiera ser relacionada con los bolcheviques y poner al frente a un hombre que fuera capaz de morir antes que revelar sus planes, este lo tuvo muy claro; Kamo era el hombre. Totalmente leal con sus amigos, increíblemente cruel con sus enemigos, temerario hasta la locura, y un maestro del disfraz.

Josef usaba el alias "Koba" por el personaje de una novela georgiana, pero todavía era reconocido como el poeta Soselo. En el banco trabajaba uno de sus ex-compañeros de escuela, que además era admirador de su obra literaria, y recuperando su amistad le sirvió para conocer que el 26 de junio llegaría una elevada cantidad de dinero por carruaje.

Leonid Krasin, un ingeniero bolchevique adicto a las emociones fuertes, que teorizaba cómo algún día la ciencia podría vencer a la muerte, se dedicaba a fabricar bombas para el asalto.


La banda de Kamo introdujo las bombas en Tiflis dentro de un sofá. Pero Kamo fue un poco torpe al montar los detonadores y una le estalló, dejándole incapacitado durante un mes. Se recuperó justo a tiempo para disfrazarse de capitán de caballería y tomar parte en el atraco.

El asalto comenzó en una plaza, con el lanzamiento de bombas contra la diligencia que traía el dinero. Siguió un tiroteo con los guardias y cosacos que quedaban vivos, y finalmente la mayor parte del dinero acabó en un carruaje que conducía Kamo, todavía disfrazado. Gracias a este disfraz la policía le dejó escapar.

Las versiones varían en cuanto a número de muertos y heridos. Kamo llevó el dinero a Lenin, para comprar armas, y después este le envió a un médico de confianza en Berlín para que le tratase las heridas de la bomba que todavía no habían sanado. Sin embargo, el médico no era tan digno de confianza, sino que era un espía zarista que lo denunció a la policía. Al conocer el arresto, Lenin y su mujer escaparon a Suiza.

El problema con el dinero robado fue que la policía conocía los números de serie. Krasin trató de manipularlos, pero la mayoría de los que trataron de cambiarlos por otra moneda en bancos fueron detenidos. El atraco no había sido un éxito, después de todo.

¿Qué ocurrió después?

Lenin consiguió llevar a cabo su revolución a pesar de los mencheviques.

Krasin dejó la política, siguió con su carrera científica y se hizo millonario. Cuando triunfó la revolución se unió de nuevo a los bolcheviques y fue nombrado Comisario Popular de comercio exterior.

Kamo fue el que lo llevó peor, al haber sido el único participante del atraco detenido. Krasin le hizo llegar una nota a través de su abogado en la que sugería que se hiciera pasar por enfermo mental. Ni corto ni perezoso siguió el consejo como buenamente pudo, llegando incluso a comer sus propios excrementos, y convenció a los médicos alemanes de que no estaba fingiendo. Escapó tras tres años en un manicomio, pero volvió a ser detenido tras otro atraco.

Liberado durante la revolución de 1917, sus viejos amigos le encargaron entrenar su propio grupo de soldados para luchar contra los zaristas. En uno de estos entrenamientos descubrió a un espía, lo mató, y después sacó un cuchillo y le abrió el pecho para arrancarle el corazón con las manos. Cuando Lenin se enteró de esto declaró que no quería volver a ver a Kamo cerca de él.

Josef se trasladó a Baku, donde su mujer enfermó por las malas condiciones de vida, y murió de tifus en diciembre de 1907. Josef pasó varios meses retirado llorando su pérdida, dejó a su hijo con la familia de ella, y dijo a un amigo que con Ekaterina habían muerto sus últimos sentimientos amables. Regresó al gangsterismo, y a organizar huelgas y motines. Volvió a ser detenido y escapó disfrazado de mujer.

Sus actividades molestaban a parte de los bolcheviques, pero tenía mucha influencia como para ser expulsado. No volvió a escribir poesía, y en 1911 adoptó un nuevo alias por el que pasaría a la posteridad, "Stalin", que significa "hombre de acero".


Cuando Stalin llegó a dirigir los destinos de la URSS algunos aduladores quisieron publicar sus poemas, y él lo impidió. A su muerte fue recordado por importantes poetas. A continuación dos breves extractos.
No ha muerto Stalin. No has muerto.
Que cada lágrima cante
tu recuerdo.
Que cada gemido cante
tu recuerdo.
Tu pueblo tiene tu forma,
su voz tu viril acento.
No has muerto.
Hablan por ti sus talleres,
el hombre y la mujer nuevos.
No has muerto.

Redoble lento por la muerte de Stalin, Rafael Alberti

Stalin es el mediodía,
la madurez del hombre y de los pueblos.
En la guerra lo vieron
las ciudades quebradas
extraer del escombro
la esperanza,
refundirla de nuevo,
hacerla acero,
y atacar con sus rayos
destruyendo
la fortificación de las tinieblas.
Pero también ayudó a los manzanos
de Siberia
a dar sus frutas bajo la tormenta.

Oda a Stalin, Pablo Neruda

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