30 julio 2013

Atavismos

Los simios humanos que poblamos este planeta tenemos una herencia genética que a veces parece oculta, pero que en determinados momentos sale a flote. Agarrar con las manos un animal hace que un gen primitivo que teníamos represaliado bajo una pátina de civilización salte de alegría, con la emoción de la caza, y grite "Hoy comemos carne" de una manera que nuestro cuerpo no puede sentir cuando sujetamos una bandeja de filetes en el supermercado.

Luego dejamos que nuestra mascota siga comiendo feliz. No nos la vamos a comer en realidad (pobre bicho peludo), pero cuando corretea por casa y la volvemos a agarrar nuestro gen atávico vuelve a sentir alegría. Seguimos siendo animales.

ÑAM

1 comentario:

Matan de risa dijo...

ejejejje un buen ejemplo y si es lo primero que se me vino a la mente cuando agarre a un conejo por las orejas jejee.