09 octubre 2012

La rama dorada (6)

Llegados al punto de la muerte ritual del rey echamos de menos una interpretación práctica del hecho. Supongo que otros autores la harían. Marvin Harris tal vez nos hiciera notar que el paso de la sociedad igualitaria a la jefatura exigía poner unos límites al poder del jefe, y por eso limitaban su tiempo de vida y reinado. Robert Graves tal vez elucubrase sobre las tribus ganaderas patriarcales que invadieron a culturas agrícolas matriarcales, y explicase también la limitación del reinado en base a estos conflictos. Pero Frazer está poco menos que inventando la antropología con esta obra, y ya es bastante.




Y seguimos donde lo dejamos...

Frazer nos hace observar que los dioses también son mortales. No son pocas las culturas que lo afirman, hablan de la tumba de Zeus o del creador del mundo, o de héroes divinos que han muerto y vuelto a nacer. El cuerpo de Dionisos estaba enterrado en Delfos, y la momia de Osiris podía verse en Mendes.

Reyes occisos cuando sus fuerzas decaen

Es inevitable que el rey envejezca y se debilite. Esto es un grave peligro, puesto que la marcha de la naturaleza depende de la vida del hombre-dios. Sólo hay un medio de evitar estos peligros; matar al hombre-dios tan pronto como muestre síntomas de que su poderío comienza a decaer, y su alma será transferida a un sucesor vigoroso antes de verse menoscabada por la decadencia física.

Si el rey muere de forma natural significará que su alma se ha marchado voluntariamente del cuerpo y rehusa volver, o que ha sido arrebatada por un demonio o hechicero. En cambio, si sus adoradores lo matan podrán capturar su alma cuando escape y transferirla, y además habrán evitado que el mundo decaiga al mismo ritmo que el dios.

A los reyes del fuego y del agua en Camboya se les apuñala cuando se piensa que no van a superar una enfermedad. El Chitomé del Congo era estrangulado o aporreado con una maza por su sucesor, si caía enfermo y podía morir. Los reyes etíopes de Méroe fueron adorados como dioses, hasta que los sacerdotes alegaban que el oráculo había ordenado su muerte. Esta orden fue siempre obedecida hasta el reinado de Ergamenes (siglo III a, de C.), el cual había recibido educación griega e hizo caso omiso del mandato sacerdotal, pasando por la espada a los sacerdotes.

Sigue el ejemplo de los shiluk del Nilo Blanco, cuyo rey además debía defender su corona en un combate a muerte. Después de morir se les sigue adorando en una capilla sobre la tumba. Se considera que todos han compartido el mismo espíritu divino. El síntoma particular que sentencia a muerte al rey es significativo: Cuando ya no pueda satisfacer las pasiones de sus numerosas mujeres, es decir, cuando pierde capacidad de reproducirse. Por lo que sabemos de la magia simpática el fracaso del soberano puede acarrear lo mismo sobre los hombres, animales y plantas. No se consiente que mueran por enfermedad o vejez, y nunca se dice que han muerto sino que "se fueron".

La similitud con el rey del bosque de Nemi es evidente. Seguimos con el ejemplo de los dinkas del valle del Nilo, que tampoco dejan morir de forma natural a los "hacedores de lluvias". En Bunyoro el rey se suicidaba por veneno llegado el momento, en Ki-banga se estrangula estirando una cuerda. Si el rey de Cuigiro queda malherido en batalla, sus camaradas le rematan para que no muera a manos de sus enemigos.

Seguimos con varios ejemplos africanos hasta llegar a Chaka Zulú, quien demostró gran empeño en conseguir un aceite para el cabello que quitase las canas, pues los zulúes no podían tener un rey con arrugas o canas. También hay numerosos ejemplos de reyes que no podían tener defectos físicos, desde Esparta a los reyes de Irlanda y el sultán de Wadai.



Reyes occisos a plazo fijo

Algunos pueblos, sin embargo, prefieren no esperar a los signos visibles de vejez y el rey muere en un intervalo tan corto que no pueda ocurrir la degeneración física. En algunas partes del sur de India el período era de 12 años, como el rey de Quilacare que se suicidaba en presencia del pueblo y un ídolo.

El rey de Calicut también tuvo que seguir ese ritual cada 12 años, pero a finales del siglo XVII la costumbre se modificó. Tras una fiesta de diez o doce días, los aspirantes a suceder al rey debían atravesar a la guardia real para matar al rey en su tienda. Un testigo nos cuenta como en 1695 aconteció uno de esos jubileos y los aspirantes fueron muertos, de modo que el rey prolongó su reinado. A finales del siglo XIX se tuvo acceso a los archivos reales y se descubrieron descripciones de la ceremonia, que estuvo en vigor hasta 1743.

Riddick se sienta en el trono tras matar al rey sagrado


Parece ser que entre los antiguos eslavos hubo una tradición similar, pues se cuenta que unos cautivos mataron al rey y la reina y escaparon, mientras los bárbaros les perseguían gritando que volvieran para reinar sobre ellos.

Los reyes que sabían que su muerte estaba fijada idearon tretas para escaparse. Lo más habitual era delegar en un sustituto que sufriera vicariamente en su lugar. En Malabar el rey delegaba funciones por 5 años en una persona que luego era decapitada. Antiguos reyes suecos reinaron por períodos de 9 años, tras los cuales eran obligados a morir o encontrar alguien que muriera en su lugar, por ejemplo sacrificando a uno de sus hijos a Odín. También hay indicios de que algunos reyes griegos estaban limitados a 8 años.



Según el historiador Beroso, sacerdote de Babilonia, se celebraba una fiesta anual llamada la Sacaea, que duraba 5 días en los que amos y sirvientes intercambiaban sus puestos. Vestían a un prisionero condenado a muerte con ropajes reales, le sentaban en el trono y le permitían yacer con las concubinas del rey. Pero al terminar los 5 días le despojaban de sus ropas reales, le azotaban, y por último era colgado o empalado. Esta costumbre podría ser interpretada como una burla a expensas de un desgraciado criminal, pero el detalle de que pudiera disponer de las concubinas del harén real no hubiera sido permitido salvo por una grave razón, que dificilmente podría ser otra que la de que el condenado iba a morir en lugar del rey.

Era lógico que con el tiempo los reyes encontrasen el modo de esquivar la muerte ritual, primero con el sacrificio de una persona inocente, tal vez de la familia real, pero más tarde con un criminal condenado a muerte.



Reyes temporeros

Sigue una descripción de costumbres de nombrar un "rey de burlas" durante un tiempo, el cual no era sacrificado pero se puede intuir que en épocas más antiguas sí lo era.

Sacrificio del hijo del rey

Repaso a varias leyendas en que se elegían víctimas de sacrificio entre una familia de ascendencia regia.

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