09 febrero 2012

El rey estaba enterado del 23-F

Gracias al asunto Urdangarín se ha abierto la veda para hablar mal de la familia real española. En los años previos el monarca ha sido un intocable, y ahora hasta se editan libros sobre su lista de amantes ("La soledad de la reina"), como si una mano invisible hubiera dejado de protegerle o quisiera quitarlo de enmedio.

Ahora se empiezan a hacer públicas las cuentas de la Casa Real, aunque buena parte de las propiedades de Juan Carlos están a nombre de testaferros y de Patrimonio Nacional, de modo que es imposible saber si los rumores de que tiene una fortuna de 1.790 millones de euros son ciertos o no (dicen que así apareció en una lista Forbes pero no he podido encontrarla), o de si su familia guardaba 36 millones de euros en Suiza (según el libro "Un rey golpe a golpe").

Esta semana se han desclasificado en Alemania unos informes del que fuera embajador alemán en 1981, Lothar Lahn, que dicen que el rey mostró comprensión por los golpistas.

El documento citado por la revista señala que el rey manifestó a Lahn que la responsabilidad última del intento de golpe de estado no fue de sus cabecillas, sino del entonces presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, a quien reprochaba "despreciar" a los militares.
En su informe, el embajador alemán destacó asimismo que el rey había aconsejado reiteradamente sin éxito a Suárez que "atendiera a los planteamientos de los militares, hasta que estos decidieron actuar por su cuenta".

Vaya, Adolfo Suárez es hoy recordado como un buen presidente, pero en sus tiempos era más odiado que Zapatero. Para hacernos una idea de cómo estaban las cosas en España cuando dimitió Suárez, un extracto del muy recomendable libro "La CIA en España":

En sus Confesiones, Juan Alberto Perote relata así la dimisión de Suárez:

Joaquín Garrigues Walker, estrechamente relacionado con el gobierno de UCD, sostenía que el presidente Suárez había tomado su decisión de dimitir tras acudir al Palacio de la Zarzuela, donde el Rey le recibió en compañía de dos generales. En un momento determinado, Don Juan Carlos se ausentó y los dos militares pusieron sus pistolas sobre la mesa exigiéndole su dimisión.
Caramba, ¡cómo las gastaban en aquellos tiempos! Por poco no le pegan un tiro. Por esas fechas los jefes de estado de Portugal y Panamá habían muerto en accidentes...

Esa es la historia oculta de la dimision de Suárez, a quien ya le estaban haciendo la vida imposible en su propio partido y los americanos no tragaban. Después se nombró presidente a Calvo-Sotelo sin pasar por las urnas y Tejero entró en el Congreso para dar el golpe de estado. Y según la "historia oficial" el rey salvó la democracia y se opuso a la involución.

Pero seguimos con el embajador alemán:
El rey "no mostró ni desprecio ni indignación frente a los actores, es más, mostró comprensión, cuando no simpatía", según interpretó Lahn en el mensaje enviado a su gobierno y que cita Der Spiegel.
Añade el despacho que el monarca dijo al embajador: "los cabecillas solo pretendían lo que todos deseábamos, concretamente la reinstauración de la disciplina, el orden, la seguridad y la tranquilidad".
Uf. Aquí hay algo que no cuadra con la versión oficial. ¿Y si las cosas ocurrieron de otro modo?

Por ejemplo, que desde el principio hubo reuniones en las que militares, políticos, empresarios, espías, y el propio rey, planearon un "golpe constitucional" que impusiera un gobierno de concentración presidido por el general Armada. A decir verdad se cuenta que la única aportación del rey a la trama era decir "A mí dádmelo todo hecho". No, si muy trabajador nunca se le ha visto.

Esto es lo que se escribió sobre el libro "La década que nos dejó sin aliento" de Juan Eslava Galán:

Entre los muchos turbios secretos de la Transición que desvela el libro esta lo sucedido en Lérida, el 22 de octubre de 1980. En un céntrico restaurante, almuerza el gobernador militar de la plaza, general Alfonso Armada, con dos líderes socialistas, Enrique Múgica y Joan Raventós, y les explica que lo que se necesita es un “Gobierno de salvación presidido por un militar o un civil de prestigio”. Un “golpe constitucional”. Por cierto que el autor recuerda como andando el tiempo, Múgica reveló: “Y es entonces cuando el gilipollas de Joan Raventós le dice a Armada: ‘¿Qué civil? ¡Lo que necesita el país es un militar, además esa persona tienes que ser tu’”.
[Fuente]
Y añaden del autor: le habría ayudado mucho tener a mano las 92 horas de grabaciones con contenidos “muy preocupantes” de lo que se habló aquel día desde los teléfonos del Congreso, “pero resulta que las han extraviado, o eso dicen”.

Veamos lo que dijo Jesús Palacios en una entrevista cuando presentaba su libro "23-F, el Rey y su secreto":

(Armada) sería el que corrigiese a su vez la acción ilegal de Tejero desplazándolo y presentándose él con una propuesta que, si la votaba el Parlamento, hubiera pasado por ser constitucional con un gobierno de concentración presidido por él y en el que habría ministros de todo el arco parlamentario, como Felipe González de vicepresidente, algunos miembros más del PSOE como Javier Solana, Enrique Múgica o Gregorio Peces-Barba, y varios miembros del Partido Comunista como Jordi Solé Tura, otros más de la Unión de Centro Democrático y algunos de Alianza Popular como Fraga o el propio Luis Maria Anson, que iba a ser el ministro de Comunicación.
[Fuente]

¡Pero bueno! ¡Si esto es un secreto a voces! ¿Y tienen que salir unos papeles del ex-embajador alemán para confirmarlo? Si hasta tenemos la lista de gente que iba a integrar el gobierno que surgiese del golpe de estado y están metidos Felipe González y Fraga. Es de suponer que los golpistas les habrían tanteado antes, aunque no hay pruebas de ello, y que estarían al corriente del golpe tanto como el rey. Pero al final hubo algún problema con Tejero, que no estaba al corriente de todo y no dejó que Armada entrase en el Congreso.

Volviendo a "La CIA en España", capítulo dedicado a Manuel Fraga:
Y en sus memorias inéditas, Juan García Carrés escribe: «Cortina le comunicó a Tejero que, una vez ocupado el Congreso, algunos diputados se levantarían desde sus escaños para apoyar la propuesta que sería expuesta por la persona que se dirigiría a todos explicándoles el motivo de la acción militar».
Un dato significativo es que el político gallego aparece en la hoja que el general Armada lleva en su bolsillo, la tarde del 23 de febrero de 1981, cuando entra en el Congreso tomado por Tejero. En ese papel está la lista con los nombres que el general golpista tiene previsto proponer para formar un Gobierno santificado por los norteamericanos. A Manuel Fraga le correspondería nada menos que la cartera de Defensa.

Según Francisco Medina (23-F. La verdad, Plaza Janés, Barcelona, 2006), la lista de Armada es la siguiente: «Presidente: general Alfonso Armada; vicepresidente para Asuntos Políticos: Felipe González; vicepresidente para Asuntos Económicos: José María López de Letona; ministro de Asuntos Exteriores: José María de Areilza; ministro de Defensa: Manuel Fraga; ministro de Hacienda: Pío Cabanillas; ministro de Justicia: Gregorio Peces Barba; ministro de Interior: general Manuel Saavedra Palmeiro; ministro de Obras Públicas: José Luis Alvarez; ministro de Educación y Ciencia: Miguel Herrero de Miñón; ministro de Trabajo: Jordi Solé Tura; ministro de Información: Agustín Rodríguez Sahagún; ministro de Comercio: Carlos Ferrer Salat; ministro de Cultura: Antonio Garrigues Walker; ministro de Economía: Ramón Tamames; ministro de Transporte y Comunicaciones: Javier Solana; ministro de Autonomías y Regiones: general José Antonio Sáenz de Santamaría; ministro de Sanidad: Enrique Múgica Herzog; ministro de Información: Luis María Ansón».
Peces-Barba ministro de Justicia... Hace poco lo vimos defender al rey en el programa Salvados dedicado a la monarquía. Sigue siendo un amigo cercano de Juan Carlos.

¿Garante de la democracia? Si se lo dan todo hecho.

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