17 septiembre 2010

Extraños en el tren

Yo volvía de Barcelona y ella salía de allí para visitar familiares. No recuerdo su nombre, mi memoria es así, pero sonaba algo así como Edelvina. En Guinea Ecuatorial se usan nombres españoles que ya resultaban raros en tiempos de nuestros abuelos.

Estudiaba comercio internacional y tampoco recuerdo su edad, pero iba por la veintena. Era atractiva pero sin destacar mucho. Contó la historia, que ya hemos oído otras veces, de que en su país había chicas en las discotecas que en cuanto veían a un blanco se desvivían por liarse con él (se supone que con la idea de que las sacara de allí en un futuro), y que eran todas más guapas que ella; que parecían supermodelos y todo.

En Guinea hay poco trabajo, pero se han afincado muchas empresas francesas. Francia le ha comido el terreno a España en las pocas zonas de Africa donde tenía presencia, y cada vez se estudia más la lengua francesa. Estando en Francia le había llamado la atención ver que casi todos los que trabajaban en el aeropuerto eran negros; allí podían tener empleos de verdad, no como en otros sitios. La hija de una amiga que había vivido en Francia era mulata y no se consideraba negra... hasta que vino a España y todo el mundo la trataba como negra. Ahora decía muchas veces "porque nosotros los negros", y le hacía gracia a Edelvina porque antes su actitud era la opuesta. Como ya hemos visto en otras ocasiones la raza no es un hecho biológico sino una convención social: los demás deciden de qué raza eres.

No había visto ese reality de "Perdidos en la tribu" pero el planteamiento de que unos europeos tuvieran que adaptarse a vivir en Africa le hacía gracia como africana adaptada a vivir en Europa. Recordaba lo que era vivir en el medio rural y ver como le cortan la cabeza a una gallina, en lugar de comprarla muerta y desplumada. Más o menos como en el pueblo de nuestros abuelos.

En la escuela le habían enseñado hasta la Segunda Guerra Mundial, y decía que eso no tuvo nada que ver con Guinea y que le deberían haber enseñado más cosas sobre la historia de su propio país. Parece como si los países de Africa apenas hubieran tenido historia. Desde luego en Europa no nos hablan de los reinos e imperios del continente, quitando del Antiguo Egipto. Es como si no hubiese existido nada hasta que no llegaba un blanco. Pero lo peor es que a ellos tampoco les explican casi nada. Un buen día Teodoro Obiang llegó al poder y no profundicemos más en ello.

1 comentario:

Pedro dijo...

Para conocer algo de historia de África, recomiendo encarecidamente a Kapuscinski, sobre todo para la historia reciente (1960-1970). Para quien no lo conozca: fue un periodista polaco, corresponsal en la "zona" durante el periodo en que muchos de los países africanos obtuvierón su independencia. En sus libros "La guerra del fútbol y otras historias", "Ébano" y "El emperador" nos cuenta de forma amena y sobre todo muy personal sus vivencias, anécdotas e impresiones de la transformaciones que sufrieron los países de dicho continente. No son para nada libros espesos ya que el autor relaciona sus vivencias con el contexto socio-político. Por cierto actualmente existe la opinión de que era un espía comunista, aunque así fuera, sus obras están a otro nivel, tanto humano como literario. Ahora a quien le vaya la caña le recomiendo "Hazañas y chapuzas bélicas" de Gary Brecher. Los capítulos dedicados a las guerras africanas de los 70-80 son bastante ilustrativos.