26 noviembre 2009

Falocracia

Contaba Jodie Foster que cuando quiso dirigir su primera película se encontró con muchas dificultades, que tal vez se debieran al hecho de ser mujer y que parecía que en Hollywood para dirigir era condición sine qua non tener un pene. La verdad es que no habían muchas mujeres directoras por allí. Así pues, Hollywood era una falocracia; el gobierno del pene.

La palabra "falócrata" tiene su gracia, como sinónimo de machista o patriarcal ha sido muy usada por parte de feministas radicales. Parece indicar que el poder reside en el pene, como si hubiese que mostrar la anatomía para ser apto (así nos aseguramos, imagínese que un hombre sin pene llega a algo porque nadie le exigó que lo enseñase). Pero también podría indicar que a mayor tamaño del pene debería de corresponder mayor poder. Como sistema político sería la "-cracia" más absurda.

Hubo un intento de falocracia en cierta ocasión. Bueno, es posible que la historia no sea del todo cierta, ya que se escribió tiempo después de los hechos y puede ser una leyenda, pero la leyenda debe de ser contada y recordada.

A comienzos del siglo III el Imperio Romano estaba pasando una mala época que cada vez fué a peor. Los emperadores morían asesinados uno tras otro, y el trono acabó llegando a un chavalín de 14 años que reinó con el nombre de Heliogábalo. Se convirtió en emperador porque su madre aseguraba que era hijo ilegítimo de un emperador anterior, cosa que dudaba la gente que estaba al tanto de que la madre era un poco "suelta". El caso es que este adolescente sirio fué llevado a Roma, y su madre y su tía gobernaron a través de él. Para tenerlo tranquilo le daban todos los caprichos que un monarca absoluto podía desear.

Heliogábalo era sacerdote del dios sirio El-Gabal, del que tomó su nombre. En aquella época convulsa la vieja religión romana estaba de capa caída y triunfaba el culto al sol y a dioses orientales como Mitra y Cibeles (cuyos sacerdotes se castraban con una hoz), así que Heliogábalo decidió colocar a su dios favorito como el más importante de todos, por encima de Júpiter. Trasladó el culto a Roma desde la ciudad siria de Emesa, y con el culto trajo la piedra negra. Era un meteorito que se describe como cónico, fálico, y con pequeñas protuberancias que parecían los rayos del sol. Este episodio siempre me ha parecido un poco lovecraftiano. Heliogábalo trajo consigo ceremonias extrañas a ojos de los senadores y el pueblo romano, y llegó a casarse con una virgen vestal. Teniendo en cuenta que la ley romana dictaba que si una vestal tenía relaciones sexuales debía de ser enterrada viva o la desgracia caería sobre la ciudad, casarse con ella era un desafío a la vieja religión y una ofensa a las costumbres y los dioses de Roma.

Pero Heliogábalo estaba más interesado en los hombres que en las mujeres. No era un homosexual como Adriano ni bisexual como Julio César, que eran muy machos y viriles. Heliogábalo era muy femenino y se especula con que fuese transexual, una mente femenina en el cuerpo de un varón.

Hasta aquí la Historia. Ahora la leyenda: Se cuenta que Heliogábalo daba cargos políticos en función de lo largo que tuviesen el pene los aspirantes. A tal efecto se bañaban desnudos, con él, todos los candidatos, para que pudiese examinar las cualidades de cada uno, y a mayor longitud mejor era el puesto obtenido. Falocracia pura.

Heliogábalo fué asesinado a los 18 años por la Guardia Pretoriana, junto a su madre y su tía. Le sucedió Alejandro Severo, que siguió una política religiosa diferente aunque bastante sincrética; entre los ídolos que adoraba figuraba un busto de Jesucristo, en igualdad de condiciones con otros semidioses y hacedores de milagros. El reinado de Heliogábalo y su personalidad fueron y siguen siendo objeto de polémica... Y yo me pregunto qué fué de la piedra negra.

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