20 abril 2013

Wildcats (VIII)

Supongo que todos hemos tenido amistades o conocidos que volvemos a ver después de unos años, o no, pero otra persona en común nos cuenta qué fue de aquellas personas que ya no vemos. Casi siempre se han dedicado a seguir su tendencia, el que no ligaba sigue sin ligar, el que se endrogaba tuvo alguna movida... Con el comic de los Wildcats pasa algo parecido, los dejaste pero te preguntas qué fue de ellos. Claro, que con los comics y existiendo internet, es más fácil enterarse que con las amistades extrañadas.

Era el año 1998, y la editorial DC Comics compró el sello WildStorm.

Una de las primeras ideas fue un cross-over "WildCATs contra Aliens", así tal cual como suena, contra los Aliens de las películas, a los que confunden con Daemonitas. Se lo encargaron al guionista que llevaba otra serie de WildStorm llamada StormWatch, un tal Warren Ellis, que es un tipo curioso porque lo mismo te hace 10 números normalitos que luego te sorprende con un giro y una historia que es tan buena que ha valido la pena esperar... y luego sigue con otra historia normalita.



Ellis dijo que la idea le parecía una mierda, pero le dijeron que podría matar personajes, y entonces se animó y aprovechó para cargarse casi todo StormWatch y dejar vía libre a su secuela: The Authority.

En cuanto a los WildCATs la historia no tiene mucha importancia. Los Aliens atacan la base de StormWatch con muchas bajas, los WildCATs se teleportan allí y hacen lo que pueden.

http://www.rpgcodex.net/forums/index.php?threads/lets-read-stormwatch-finished.61959/page-8#post-1731768  (aquí puede leerse en inglés, pero los dibujos no son gran cosa, la verdad)

Lo interesante fue que la serie principal se canceló unos meses y regresó con una nueva numeración, un nuevo guionista (Scott Lobdell) y la recuperación de Travis Charest a los lápices. Y el título cambia ligeramente de WildCATs a Wildcats.

Y la historia empieza como esos grupos de amigos que ya no ves desde hace años... Cada cual siguió su camino, entre algunos de ellos hubo algún mal rollo y no se hablan.

Grifter está en Venecia. Su plan es robar una maleta de dinero a un traficante de armas llamado Noir, pero resulta que el comprador no es otro que el androide Spartan, encargado de ello por parte de Lord Emp. Todo es una trampa para recuperar unas armas Kerubinas que tiene el villano Kenyan.



Emp ya no es el que era, se ha convertido en una especie de bicho.

Maul y Vudú son ahora compañeros de piso. Grifter sigue enfadado con Emp, y en un flashback vemos que Zealot quedó abandonada en una misión y puede haber muerto. Pero no, claro, en número posteriores acabamos viendo cómo sigue viva y perseguida por las Coda.


Charest lo da todo a nivel gráfico, es impresionante, pero... Hay un problema. Charest había sido un excelente narrador en su primera etapa, y aquí el arte se traga el argumento. Según Lobdell él había hecho un guión en que se explicaba todo bien, pero Charest decidía que quería dibujar un tanque y se inventaba un par de páginas de Spartan luchando contra un tanque. Luego Lobdell tenía que arreglarlo como podía. El resultado sufre por ello; dibujos bonitos y todo muy artístico, pero una sensación extraña al leerlo.

Noir es reclutado para la causa y se enfrentan contra Kenyan en Nueva York, con una escena que incluye un coche de Fórmula 1 entrando en el metro. Y esas páginas no parecen de Charest, así que la idea tiene que ser de Lobdell. Kenyan es, al parecer, un humano alterado por un trato que hizo con Emp. Ahora ambos se odian y tratan de destruirse.

En un interludio a esta línea argumental aparece una historia suelta de Warblade en Yugoslavia, buscando venganza hasta que consigue matar a Pike. Bueno, sigue siendo un personaje poco interesante, y la cosa no mejora con los dibujos de un tal Carlos Meglia, que intenta ser como Humberto Ramos pero es mucho peor. Y ahí acaba la etapa Lobdell, en el número 7, mientras que Charest lo dejó en el 6 y se fue a Europa a dibujar comic francés con Jodorowsy, nada menos.


El número 8 arranca con nuevo equipo, guiones de Joe Casey y dibujos de Sean Phillips. Esto ya no es un comic de superhéroes, empieza a parecerse al cine negro y el espionaje, con toques de ninjas y tiroteos. A nivel gráfico siguen sin encajar los uniformes de antaño, siendo Spartan el que más lo notará porque Grifter hace tiempo que lleva ropa de calle.

La primera historia trata de poner fin al asunto de Kenyan. Emp quiere que Kenyan lo mate para ascender a un nuevo nivel de existencia (cosas de Kerubines), y que la energía liberada destruya a Kenyan al mismo tiempo. No lo conseguirá como lo tenía planeado, pero ambos acaban muertos, que es lo que cuenta.

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